ABC, 03-12-2013. Decenas de familias de subsaharianos con niños malviven acampados en un pinar del norte de Marruecos a la espera de una oportunidad para poder entrar en Melilla.
Amyr, de tres meses; Kader, de once, o Noela, de un año, han nacido en un bosque de Marruecos a las puertas del sueño europeo de sus padres, emigrantes subsaharianos. El pinar bautizado como Bolingo, que significa amor en lingala, una lengua congolesa, es el último obstáculo que les queda por delante. Esperan una oportunidad para entrar en patera o saltar la valla de Melilla, algo, esto último, reservado casi en exclusiva para los hombres.
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