Este acuerdo bilateral tiene una enorme transcendencia y un impacto directo sobre la región del Magreb y por ende en las rutas migratorias desde Africa, puesto que en la práctica va a permitir la devolución a Marruecos de todas aquellas personas migrantes nacionales de Marruecos y de Terceros países que se presuma que han entrado a nuestro territorio desde Marruecos.
Se podría pensar que esto es una coincidencia y no una consecuencia debida a los últimos acontecimientos en torno a la valla de Melilla y el repunte en la llegada de cayucos.
Con este acuerdo se producen, a priori, las siguientes consecuencias:
A corto plazo:
- Los ciudadanos que atraviesen la valla o lleguen a la península mediante cayuco o patera, podrán ser devueltos por aplicación de este convenio a Marruecos aunque sean originarios de otros países.
- De este modo nos “ahorramos” el coste de una devolución o en su caso de una expulsión a Malí, Costa de Marfil o Nigeria.
- Presumiblemente se producirá un estancamiento de personas migrantes varadas en Marruecos, sin medios ni posibilidades de regresar a sus países de origen.
A medio plazo:
- Supone un nuevo bloqueo para las personas migrantes de origen subsahariano que se van a ver atrapadas, sin poder pasar la frontera y sin poder volver a sus casas.
- Un aumento de la población migrante en el propio Marruecos, con lo que ello conlleva: mayor vulnerabilidad y exclusión.
- El incremento de mafias y traficantes de personas.
- La búsqueda de nuevas rutas migratorias.
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