El País, 23-02-2024. Senegal vive sus horas más difíciles. En los últimos tres años de inestabilidad política y social marcados por protestas y recortes de libertades, decenas de miles de jóvenes se han echado a la mar para llegar en cayuco hasta Canarias o han volado hasta Centroamérica para intentar el sueño americano. Otros tantos, sin embargo, se quedan, luchan para que las cosas cambien o simplemente intentan salir adelante. En medio de una enorme incertidumbre por el futuro, estudiar o trabajar se ha convertido en todo un reto. La presencia de los jóvenes es abrumadora: tres de cada cuatro senegaleses tiene menos de 35 años. Están cada vez más conectados al mundo, con unas enormes expectativas, pero, al mismo tiempo, decepcionados con su país. “A la búsqueda, guiados por el instinto de supervivencia”, dice Boubacar Seye, investigador en migraciones y presidente de la ONG Horizontes sin Fronteras. Artículo completo